domingo, 25 de mayo de 2014

Las vidas que no tuvo

En otra vida debería haber sido espía rusa o una mujer  con sombrero navegando por algún canal de Paris, conectando continentes. Por ahora era una estudiante desempleada tomando mates, leyendo la conformación de la radio, escuchando Eminem para levantarse la autoestima. Odiándose por momentos, queriendo tener control total sobre sus sentimientos. Viéndose en esto último muchas veces impedida. En esos momentos envidiaba a robocop o a cualquier objeto inanimado sin corazón. O a las máquinas, como esta computadora que ahora guardaba estos fragmentos de porquería.
Pero no, en esta vida era la que tenía que dar un parcial el lunes mientras soñaba despierta escuchar algún violín en la belle epoque recordando alguna que otra película de Woody Allen, rezando porque a las doce horas pudiera irse a la esquina de su casa y ser inmediatamente transportada a Roma, haber nacido hombre y ser un gladiador o alguien meramente importante. Pero habiéndose hecho desde abajo, como algún limpiador de botas estadounidense que luego se convierte en el primer hombre en escribir una nota en la imprenta. O ser la reencarnación de Pablo Neruda e inventar los versos más bellos esta noche. Les diría:

 “Me gusta cuando estudias porque estás como ausente. Estas ausente entre tus amigas,  estás ausente en el whatsapp, en facebook. Hasta te extraña la cajera de coto que sabe, que hoy no saliste ni a comprar cotonetes. Me gusta cuando estudias porque estás como ida. Impedida de ser absorbida por el mundo real, quedando absorta ante hojas que se acumulan en tu mesa y que representan, si la ausencia valió la pena, el ascenso social."

"Me gusta cuando estudias porque estas como hecha un bagarto, así con la piel llena de mate y pucho e incertidumbre. Porque las uñas se te rompen y la lengua te queda amarilla. Me gusta cuando estudias porque no importa cuántos te rompieron el corazón, los únicos hombres de tu vida son Beltrán, Postolsky y todos los genios que inventaron la radio."


O ser ella simplemente una persona que inventa algo útil como una máquina del tiempo que permita transformar la angustia que nace de un pre-parcial en un viaje inesperado a las antípodas de la civilización atlántica, a un lugar que todavía no haya sido definido, donde tiempo y espacio no existen y no halla que dar parciales para demostrar que uno es eso, una nota, flotando entre otras notas, vaciadas en una mesa en alguna cátedra de alguna universidad entre muchas universidades donde diez mil millones de alumnos pretenden así, convertir su suerte en una carrera terminada. Ganar el reconocimiento. Y es allí donde hace su aparición la Penélope de la Burocracia, la única reina inextinguible pisoteando los sueños. Y ella sí vivía en el presente y era fácil encontrarla en las boletas de gas, en las colas de coto , en cada contraseña que vaciamos en algún sitio web donde intentamos mostrarnos tal cual somos, cuando somos solo este pedazo de palabras, ahora convertidos en catarsis del pre-parcial, ese , el que la hace desear que volver al futuro sea real y aparezca el profesor y pueda volver atrás y decida inteligentemente elegir una carrera donde no haya que estudiar los orígenes de la radio para poder avanzar en la vida.

                                                                                                          Sofía.

1 comentario:

  1. Me pasa igual, cualquier suceso de la realidad es un obstáculo entre mi, el parcial y mis metas.
    Deseo que te vaya bien.

    ResponderEliminar