sábado, 31 de mayo de 2014

El departamento de Caballito

Algunas cosas quedan guardadas en los lugares más profundos de la mente para despertarse con un gesto simple, como un par de tostadas casi quemadas en una mesa vieja llena de manchas. Si había vuelto ahí era por un tema distinto, o eso quiso creer en su ingenuidad fingida. Quizás cuando pasamos mucho tiempo escondiendo algo, llegamos a pensar que ya no está más, como si ocultarlo fuera lo mismo que olvidarlo. A veces no. Ésa era una de esas veces. La gente cambia de carrera, se corta el pelo, se muda de barrio, deja de usar algunas palabras y hasta puede empezar a odiar algunas canciones para amar otras, pero hay ciertas cosas que no se pueden cambiar.

Él no podía dejar ir esa mesa vieja llena de manchas por más que hubiesen pasado dos años ya. Y en cuanto le corrió el flequillo de la cara, ella supo que había ciertas cosas que tampoco podía dejar ir, como esas tostadas casi quemadas, la mesa vieja y todo lo que había pasado en ese departamento de Caballito. 

Rocío

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