A María le gusta cuando el mundo se detiene y hasta pensar en él le duele. Le duelen todas las cosas que algún día pensó que él era. Los disfraces cayeron en sus narices , desnudando su crueldad y la de María se sonrojó y corrió a llorar. " Ojalá nunca sepas como se mueren en mis labios, fríos como un témpano que encrudece, todos los besos que nunca nos dimos". Escribió. Y el mundo al que nada le importa volvió inmediatamente a girar.
Sofía Gómez Pisa
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