martes, 25 de marzo de 2014

Piadosas

Desde que nació tiene ese problema: todo lo que no le tiene que decir a nadie nunca, Juan lo dice, enseguida. No se puede aguantar. Por eso cuando estaba en el jardín de infantes confesó que él había robado la plasticola por la que la maestra no permitía que nadie saliera del aula. Y en la primaria, contó que él era el que había anotado las respuestas  de las multiplicaciones en la ventana. Ese verano en Villa Gesell dijo que él había olvidado las llaves tiradas en la arena. De más grande admitió su culpa por haber chocado el auto familiar. Un sólo secreto no reveló nunca. Que en realidad, no había hecho nada. El responsable era su hermano Joaquín.


Tamara

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